di Berna González Harbour
Nos hemos hartado de oírle hablar de los peligros de la España de Zapatero. No había aterrizado aún el Papa en Madrid la última vez cuando sus palabras en el avión que le traía ya habían incendiado las webs y advertido sobre las nada diplomáticas intenciones de su viaje a este país: "En España nació un secularismo fuerte y agresivo, como vimos en los años treinta". O sea, como cuando nos quemaron las iglesias con los curas dentro, la guerra, el infierno.
Pero no es eso de lo que venimos a hablar hoy. Lo que nos sorprende aquí estos días, acostumbrados a ver al Papa actuar como un rayo cuando se trata de España, es lo callado que está sobre la Italia de Berlusconi. Bien es verdad que no tendrá a mano un diccionario rápido para entender los términos del momento. Ayudémosle:
- Bunga-bunga: dícese de las fiestas de Berlusconi con variadas prostitutas a elegir, entre ellas menores, para disfrute del César.
- Ruby: Primera acepción: supuesta sobrina de Mubarak (Berlusconi dixit) de la que la autoridad debe hacerse cargo de forma especial para que no pase la noche en un centro de menores inmigrantes. Segunda acepción: prostituta menor relacionada con Berlusconi (Fiscal dixit), que da nombre al caso que hoy investiga la justicia.
Podríamos seguir, pero dejemos de momento al Papa con ese minimanual urgente del idioma del momento. Confiemos en que tras ver la movilización masiva de mujeres este domingo en toda Italia rompa el silencio, condene la degradación de la mujer que vive Italia y contradiga por ejemplo a Vitorio Messori, el periodista del catolicismo, que ha dicho de Berlusconi: "Mejor un putero que haga buenas leyes para la Iglesia que uno catoliquísimo que nos perjudique".
Interesante ¿verdad? Quién iba a decirlo del moralizante Vaticano dispuesto a condenar a la España que casa a los homosexuales o enseña Ciudadanía en el colegio. Claro que, hablando de Zapatero, tampoco le hemos oído a él decir nada sobre Berlusconi ni lo que está ocurriendo en Italia. Muy curioso.
Coda: Mensaje para Berlusconi. Esta vez no puedes acusar a las mujeres manifestantes de tener, en el fondo, envidia por no estar en tus fiestas. Ellas se te adelantaron. Portaban pancartas preventivas: “Silvio, tranquilio, sólo tenemeos envidia de no poder participar en el bunga –bunga”. La Italia brillante e irónica ha despertado. Viva Italia.
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