06 ottobre 2009

La Italia de Il Cavaliere (El Pais)

di IGNACIO SOTELO

De Joseph de Maistre es el dicho de que "cada pueblo tiene el Gobierno que se merece". En los años de la dictadura cada vez que lo oía, sobre todo en labios de extranjeros, sentía una enorme vergüenza. El espectáculo inaudito que ofrece hoy Silvio Berlusconi provoca el mismo sentimiento en no pocos italianos, persuadidos también de que sólo se explica como producto de una singular historia. Después de que quebrara el sistema de partidos que durante casi medio siglo articularon la democracia cristiana y el partido comunista, la última etapa ha culminado en el desmoronamiento de la democracia parlamentaria. ...El que Berlusconi haya sido votado por una buena parte de sus conciudadanos no se entiende sin tener muy en cuenta que durante siglos han resistido enfrentados a un Estado, que únicamente se hacía sentir de manera negativa en la recaudación de impuestos y el servicio militar.
El italiano ha sido un mal soldado, pero un bandido valiente, dispuesto a sobrevivir fuera de la ley, gozando por ello del respeto y consideración de sus vecinos. Acérrimo individualista, sólo se ha sentido vinculado a la familia y a la localidad en la que ha nacido. Viajero por cuenta propia -de Marco Polo a Cristóbal Colón-, emigrante exitoso, o aventurero cosmopolita, como Giacomo Casanova, que, sin respetar norma alguna, supo atraerse la simpatía de las mujeres y de los hombres, de los ricos y de los pobres, de los príncipes y de sus criados. El fenómeno Berlusconi se comprende mejor desde el proceso de disolución del Estado, que en Italia ha llegado antes que en los países europeos en los que había arraigado con más fuerza, pero al final, con matices distintos en cada país, todos parecen recorrer el mismo camino. La peculiar historia de Italia en donde el Estado, salvo durante el fascismo, apenas había hecho acto de presencia, tal vez explique que el poder lo ocupe un aventurero, hecho a sí mismo, con pretensiones donjuanescas.
la Italia de Il Cavaliere - Ignacio Sotelo

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